Los textos que integran este volumen han sido extraídos del tomo I de las Oeuvres completes de Georges Bataille editadas por Gallimard. Se trata de un conjunto de ensayos que se han dividido aquí en tres secciones. La primera —“Documentos”— contiene los primeros escritos de Bataille aparecidos en la revista homónima, dedicados principalmente a observaciones sobre artes antiguas y modernas. Su punto culminante es el extraordinario ensayo sobre Van Gogh, aunque también encontramos allí el proyecto muy personal que Bataille emprendió junto a Michel Leiris —al que denominó “diccionario crítico”— en el que a partir de los términos más familiares se revelan unas asociaciones inquietantes, una sensibilidad alerta que no se deja apaciguar por ninguna definición preconcebida. La segunda sección —“La crítica social”— también se organiza en torno a los materiales que Bataille produjo para una revista, si bien no todos los textos incluidos fueron publicados en ella. A partir de dos ensayos fundamentales como “La noción de gasto” y “La estructura psicológica del fascismo”, se siguen ciertos desarrollos sobre lo social que deben relacionarse con el Colegio de Sociología fundado y promovido por Bataille, Leiris y Roger Caillois en la década de 1930. Por último, “Lo sagrado” reúne textos que se publicaron en diversas revistas y que =si bien no dejan de estar estrechamente vinculados con los anteriores— deben
su impulso a la vida efímera e intensa de la revista Acéphale, para la cual el artículo “La conjuración sagrada” hiciera las veces de manifiesto o declaración inaugural.
En todos los ensayos que se leerán, pintura, literatura, filosofía o sociología se ponen bajo la advocación de la experiencia, transmiten una intensidad que atraviesa toda la.obra de Bataille, como si su pensamiento siempre hubiera desplegado las mismas obsesiones, quizá porque todo pensamiento que haga hoy honor a su nombre se revela en su grado de fidelidad consigo mismo. En el primer ensayo de nuestra selección hallamos una vindicación de lo informe, de los monstruos que imitan y exasperan las aristas de unas figuras cuya simetría les resulta inaccesible. Enel último —también arbitrariamente elegido aunque simboliza los diez años en los que se escribieron todos los demás ensayos— el arte moderno se describe como una búsqueda misteriosa, casi inconsciente, de lo sagrado: los resultados siguen mostrando el carácter inaccesible del objeto, y por lo tanto persisten en su falta. de forma, en la incompletud. Podríamos decir que tanto los bárbaros que copian mal un caballo griego como los pintores y escritores surrealistas que no acatan ningún principio de realidad dejaban huellas de lo heterogéneo. Quizás a los objetos del gasto improductivo, a los seres excluidos a lo divino y a lo miserable —aquello que Bataille denomina elementos del mundo heterogéneo, opuesto a la homogeneidad de la producción que garantiza la reproducción de las sociedades quizás a todo ese ambito de pura negatividad donde radica sin embargo la cohesión social, la fuerza, la finalidad de una comunidad, habría que añadirle estas figuras de lo irrepresentable.
Los textos que integran este volumen han sido extraídos del tomo I de las Oeuvres completes de Georges Bataille editadas por Gallimard. Se trata de un conjunto de ensayos que se han dividido aquí en tres secciones. La primera —“Documentos”— contiene los primeros escritos de Bataille aparecidos en la revista homónima, dedicados principalmente a observaciones sobre artes antiguas y modernas. Su punto culminante es el extraordinario ensayo sobre Van Gogh, aunque también encontramos allí el proyecto muy personal que Bataille emprendió junto a Michel Leiris —al que denominó “diccionario crítico”— en el que a partir de los términos más familiares se revelan unas asociaciones inquietantes, una sensibilidad alerta que no se deja apaciguar por ninguna definición preconcebida. La segunda sección —“La crítica social”— también se organiza en torno a los materiales que Bataille produjo para una revista, si bien no todos los textos incluidos fueron publicados en ella. A partir de dos ensayos fundamentales como “La noción de gasto” y “La estructura psicológica del fascismo”, se siguen ciertos desarrollos sobre lo social que deben relacionarse con el Colegio de Sociología fundado y promovido por Bataille, Leiris y Roger Caillois en la década de 1930. Por último, “Lo sagrado” reúne textos que se publicaron en diversas revistas y que =si bien no dejan de estar estrechamente vinculados con los anteriores— deben
su impulso a la vida efímera e intensa de la revista Acéphale, para la cual el artículo “La conjuración sagrada” hiciera las veces de manifiesto o declaración inaugural.
En todos los ensayos que se leerán, pintura, literatura, filosofía o sociología se ponen bajo la advocación de la experiencia, transmiten una intensidad que atraviesa toda la.obra de Bataille, como si su pensamiento siempre hubiera desplegado las mismas obsesiones, quizá porque todo pensamiento que haga hoy honor a su nombre se revela en su grado de fidelidad consigo mismo. En el primer ensayo de nuestra selección hallamos una vindicación de lo informe, de los monstruos que imitan y exasperan las aristas de unas figuras cuya simetría les resulta inaccesible. Enel último —también arbitrariamente elegido aunque simboliza los diez años en los que se escribieron todos los demás ensayos— el arte moderno se describe como una búsqueda misteriosa, casi inconsciente, de lo sagrado: los resultados siguen mostrando el carácter inaccesible del objeto, y por lo tanto persisten en su falta. de forma, en la incompletud. Podríamos decir que tanto los bárbaros que copian mal un caballo griego como los pintores y escritores surrealistas que no acatan ningún principio de realidad dejaban huellas de lo heterogéneo. Quizás a los objetos del gasto improductivo, a los seres excluidos a lo divino y a lo miserable —aquello que Bataille denomina elementos del mundo heterogéneo, opuesto a la homogeneidad de la producción que garantiza la reproducción de las sociedades quizás a todo ese ambito de pura negatividad donde radica sin embargo la cohesión social, la fuerza, la finalidad de una comunidad, habría que añadirle estas figuras de lo irrepresentable.